En este articulo vamos a tratar todo lo relacionado con las tendinopatías, desde que se entiende por tendinopatía, sus características clínicas, su etiología y sus tipos de clasificaciones.
Dicho esto, ¿Qué se entiende con el termino tendinopatía y cuales son sus características clínicas?
La Tendinopatía es un síndrome clínico que describe las lesiones que se generan al someter al tendón a una carga excesiva. Se pueden encontrar tanto en la extremidad inferior como en la extremidad superior y esta lesión cursa con dolor, una disminución de la tolerancia al ejercicio y una perdida de la funcionalidad. Se basa en una respuesta fallida a la curación por parte del tendón, la cual es asociada a una degeneración de las células tendinosas, a una desorganización de las fibras de colágeno y a un aumento de la matriz celular sin colágeno junto con una inflamación neurogénica.
Al encontrarse estos cambios en la estructura tendinosa se ve afectada negativamente la capacidad de carga y de tolerancia por parte del tendón, es decir, el tendón es menos capaz de sostener altas cargas de ejercicios que impliquen repeticiones continuas.
El dolor característico en las tendinopatías se localiza normalmente en la inserción del tendón o en las estructuras adyacentes, como pueden ser en las estructuras óseas o en la zona media del tendón.
Un aspecto importante sobre las tendinopatías son su etiología, podemos afirmar que es de origen multifactorial y no se encuentra muy comprendida. Por ello, se ha descrito diversos factores de riesgo que puedan generar esta patología, a menudo separados en factores extrínsecos y en factores intrínsecos. Entre los factores extrínsecos se pueden mencionar los movimientos de sobreuso, los movimientos que requieran una gran capacidad de almacenamiento de energía y de sobrecarga tensional. Los estiramientos repetitivos cortos cíclicos de la unidad miotendinosa, la existencia de un desequilibrio de comprensión y tensión del tendón y los cambios en las cargas de entrenamiento son otros de los factores que debemos de tener en cuenta.
De igual forma se han descrito diferentes factores intrínsecos que pueden desencadenar esta patología. Estos factores intrínsecos pueden llegar a ser modificables o no, y están relacionados con la composición corporal, el estilo de vida y de salud del individuo. El aumento de la edad se asocia con cambios en la actividad celular, de esta misma forma se han descrito factores intrínsecos asociados a la genética (gen COL5A1 y el gen tenascina-C (TNC)). Por otro lado, se han descrito factores sistémicos asociados a las tendinopatías, tales como, la obesidad, la diabetes mellitus tipo II, las entesopatías , la dislipemia y el fumar.
Centrándonos en la fisiopatología tendinosa, hasta ahora, el modelo más validado es el modelo del continuum de la tendinopatía, presentado por J.L. Cook et al. Este modelo se caracteriza por la observación del cambio continuo de la estructura del tejido tendinoso y está basado en la propuesta de los tres estados tisulares del tendón:
Primera fase o tendinopatía reactiva, se produce por un inicio repentino de la actividad física, razón por la cual sobrepasa el límite de carga que el tendón puede soportar, por ejemplo, cuando comenzamos algún deporte nuevo o nos encontramos durante la pretemporada de cualquier tipo de deporte, en estos casos, nuestros tendones no se encuentran correctamente adaptados para poder solventar las nuevas cargas a las que les vamos a someter dando como resultado esta fase reactiva. De la misma manera, podemos encontrar este proceso tras un traumatismo directo sobre el tendón, por ejemplo, tras una caída o tras una patada. Esta etapa es el resultado de una adaptación del tendón a corto plazo debido a la sobrecarga, tras la que se produce un engrosamiento del tendón, aumentando su rigidez, en un intento de reducir el estrés y el tendón puede volver a su estado natural si se produce una reducción en el exceso de cargas.
La sintomatología característica que encontramos en esta etapa es un dolor antes y después de la actividad física, es decir, cuando calentamos el tendón nos deja de reproducir dolor y nos permite realizar la actividad física, pero cuando el tendón se encuentra “frio” duele.
Este aumento de tamaño puede ser apreciado tanto en una imagen por ultrasonido, como en una imagen por resonancia magnética.
La segunda fase o tendinopatía desestructurada, se caracteriza por no presentar sintomatología (dolor). Por ello, son necesarias pruebas de imagen como la ecografía para poder realizar un diagnóstico correcto. En esta fase se desarrolla y progresa la desestructuración fibrilar del tendón.
La tercera fase o la tendinopatía degenerativa, la presentación clínica es dolor e hinchazón focal en el tendón y con una o varias zonas nodulares focales con o sin un espesamiento general. Por normal general, las personas que se encuentran en esta etapa, a menudo, sufren episodios de dolor en el tendón, casi siempre ese dolor se resuelve a medida que se cambia la carga del tendón. Existe una amplia desorganización de la matriz de colágeno y se puede encontrar áreas de muerte celular. Como consecuencia en este estado no se produce reversibilidad de los cambios patológicos.
Los hallazgos observados por ecografía sugieren que el tendón patológico podría generar adaptaciones en las zonas que presenta desorganización, aumentando su tamaño para asegurarse suficientes zonas de tejido sano que sean capaces de compensar el área de desorganización. Por este motivo, se cree, que la persona que se encuentra en una etapa degenerativa no presenta clínica hasta que el tendón es sometido a una sobrecargar para la que no esta preparado, por lo que se cree que ese cuadro clínico que aparece se debe a la parte “sana” del tendón que se encuentra en una etapa I o reactiva.
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